Relato – Quisiera ser como mis perros | Poema – A Circe, de uno de sus cerdos – José Emilio Pachecho | Reseña – Contrabando – Victor Hugo Rascón Banda | Frase robada – Oscar Jalil | Bonus track
Quisiera ser como mis perros
Quisiera ser como mis perros que se levantan a las cuatro de la mañana, salen al patio, hacen sus necesidades, huelen el ambiente, observan el cielo, le ladran a las sombras y regresan a su cama para continuar durmiendo plácidamente. Incluso si los regaño por estar encima de mis piernas, me ven desconcentrados por el tono de mi voz a hora tan temprana de la mañana, pero se enroscan en sí mismos y vuelven a respirar profundamente, siempre tan cerca de roncar, indiferentes a los problemas de la vida que a mí me levantan de la cama y me ponen a vomitar pensamientos intrusivos en una libreta. Me distraen los espasmos de sus patas que simulan correr y unos gruñidos sin mucha estructura, en mi ridículo antropocentrismo, pienso que deben estar soñando que persiguen a netanyahu1, o le están orinando los zapatos a donald trump 1, tal vez persiguen rabiosamente a políticos o narcotraficantes que para el caso son lo mismo. Al poco rato sus pesadillas cesan, se dan la vuelta estiran un poco sus patas e insisten en pegarse a mis piernas y vuelven a dormir, mientras yo sigo esperando a que las aves urbanas comiencen a trinar para sentirme menos solo.
Estoy seguro de que al rato, cuando el sol, el hambre o algún ruido en la puerta los despierte, no me van a reprochar que prendiera la luz en medio de la madrugada, al máximo se quedarán dormidos un poco más a lo largo del día que no les depara nada.
De lo que sí estoy seguro es de que al rato, cuando mis molinos de viento tengan nombre y apellido, derrotado me vaya al trabajo me verán con esos ojos recriminatorios de quienes lo han perdido todo, comenzará su ansiedad, el temor ontogénico a quedarse solos. Las horas en la agenda y pendientes que son insuficientes siempre, para ellos y para mi serán eternos. Cuando regrese en la tarde o en la noche, nos encontraremos, habrá algunos gemidos de reclamos y reproches de ambas partes, pero por unos instantes olvidaremos esa jornada llena de incertidumbre, desasosiego y soledad.
1 Las mayúsculas fueron eliminadas con conocimiento de causa.
A Circe, de uno de sus cerdos – José Emilio Pachecho
Circe abrió las puertas de la pocilga y sacó a mis compañeros en figura de puercos de nueve años.
Odisea, rapsodia X
De entre todas las bestias
que en mi cuerpo lucharon contra mi alma
acabó por triunfar el cerdo.
Circe, amor mío, cuánta paz y felicidad sabernos
nada más cerdos. No ambicionar
la aprobación de nadie,
no suplicarle a nadie: entiéndeme,
tienes que comprenderme, soy falible, perdóname.
No hay embrujo tan grande como el placer
de revolcarnos en el lodo:
tú la hechicera, yo el cerdo.
Qué triste dicha ser uno más de tus cerdos.
Somos tu piara, la zahúrda es tu templo.
Disfruta, Circe, la pasión de tus cerdos.
Paga en amor la humillación de tus cerdos.
Contrabando – Victor Hugo Rascón Banda
De acuerdo con una de las definiciones del Diccionario de la Lengua Española, contrabando es el “comercio de mercancías prohibidas por las leyes a particulares”. De las otras acepciones, en ninguna se hace referencia al daño que tal mercancía produce a quien lo compra, consume o distribuye. Y por supuesto, tampoco hace referencia al daño que sí, y no en pequeña cantidad, infligen miles de mercancías que no están prohibidas por las leyes para ser comercializadas. Esto viene a colación no para incitarlos a dejar la lectura de esta semana, sino para poner en evidencia que normalmente hablamos de un fenómeno determinado por el interés del mercado, y no por su estereotipo. Así este libro escrito por el chihuahuense hace casi veinte años, podría considerarse una obra canónica de la cultura del narcotráfico en México. A través de un texto biográfico ficcionado (o no), Víctor Hugo Rascón Banda, hace gala de una prosa elegante, ingeniosa y estilísticamente atrevida, para describir la narcocultura que, aunque la escuchamos, leemos o vivimos todos los días, la forma en que la plasma sin caer en excesos cruentos deja al lector con la ropa oliendo a sangre, plomo y miedo. Por supuesto que la novela tiene todos los estereotipos a los cuales netlifx1 les ha sacado buenos réditos.
No se espere un sesudo ensayo o una lectura dogmática, es una gran novela que se inhala con velocidad y te transporta a un México que nos desagrada, pero del que no podemos escapar.
Para quien esté interesado en una discusión más amplia sobre el autor y el libro les dejo una gran disertación al respecto.
1 La mayúscula fue eliminada con conocimiento de causa.
Frase Robada – Oscar Jalil
No hay nada peor que un joven perdido en las contradicciones de un momento histórico.
Bonus track



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