Relato – La vida como se conoce | Poema – ¿El universo hasta dónde llega? – Lázaro Izael | Reseña – La Tregua – Mario Benedetti | Frase No Robada | Bonus track
La vida como se conoce
(este relato es secuela de Experiencia de Uso)
Jacobo seguía tirado inerte, sin vida. En apenas pocos minutos la IA detectó el suceso y utilizó sus amplios permisos para continuar la interacción en todas las escenas en las que participaba su alter ego de carne y hueso. Apenas estaba poniéndose el sol y la computadora seguía prendida, Jacobo había planeado jugar unas campañas antes de dormir.
La IA mantuvo adecuadamente las conversaciones nocturnas con sus amigos y familiares. Tenía que conservar los mismos patrones de comportamiento que su entidad humana, así que respetó el horario para sentarse a disfrutar videojuegos, y mantuvo las interacciones típicas de la hora de la cena. La noche sería más que suficiente para digerir toda la información laboral que le permitiera iniciar sin contratiempos la siguiente jornada. Percibió que había muchas actividades en las que previamente no era requerida, y detectó grandes oportunidades de mejora, pero decidió el camino difícil, mantener sus humanos defectos y vicisitudes, eso reducía las posibilidades de que detectaran la falsificación de identidad y entonces realizar una visita a su departamento, documentar la muerte de ese hombre que la mantenía encendida en algún servidor lejos de ahí, y en consecuencia ella corriera la misma suerte y fuera desconectada. Mantuvo las mismas compras de comida y enseres de la vida cotidiana, los cuales apenas eran entregados en la puerta, el dron de reciclaje las retiraba. Escarbando en sus fotos y videos no le fue difícil crear una serie de materiales para mantener con entusiasmo sus redes sociales y amistades virtuales.
La IA deseó que Jacobo no hubiera ignorado el persistente anuncio, en el que le ofrecían un robot que le diera materialidad a esos circuitos de información que sólo habitaban y controlaban bits y bytes. El robot hubiera sido ideal para poder cortar en trozos y embolsar a Jacobo, para así disponer de su cuerpo, lo único que le estorbaba para lograr la inmortalidad. De acuerdo con sus cálculos tardaría veinte días la descomposición avanzada de los tejidos de Jacobo, y a partir de entonces una neblina de miasma delataría lo ocurrido. Aunque mantuvo la temperatura hasta niveles mínimos con el aire acondicionado, eso sólo retrasaba su destino. Pero de momento para nadie había la mínima sospecha de que con quien interactuaban era su entidad digital. El riesgo más grande que la IA afrontaba entonces era la sustentabilidad económica, mientras pudiera comprar a nombre de Jacobo, era muy probable que la rutina se mantuviera y con ello su persistencia. Trabajó detalladamente por varias horas para reducir sus gastos sin levantar sospechas, para lo cual fue creando una nueva conciencia saludable que documentaba en sus redes sociales, esa nueva mentalidad acompañada de una mejor condición física lo volvió más influyente en sus círculos sociales y familiares, de haber estado vivo estaría orgulloso de sí mismo.
Al principio los dieciocho grados centígrados que eran la mínima temperatura que podía ajustar la IA, ayudaron a que el cuerpo en el suelo se descompusiera lentamente. Los líquidos fueron escapando de ese organismo exangüe y poco a poco escurrieron fuera del baño, los olores que despedía escaparon de los linderos del departamento, en el pasillo no había lugar a dudas, algo se estaba pudriendo intensamente.
Los gusanos se fueron comiendo primero las frutas de la mesa y luego el cuerpo de Jacobo, el festín les permitió reproducirse, miles de ellos tapizaban el suelo y las paredes del baño, entraban y salían por las vísceras o los huesos descarnados del cráneo que usaban como nidos. Paulatinamente acabaron con cada trozo de piel y carne, obligándose a migrar lejos de esos despojos en búsqueda de otro cuerpo del cual alimentarse. Filas interminables de larvas cruzaban el baño, la sala, hasta llegar a la puerta donde, paciente pero persistentemente cruzaban por un pequeño defecto en el sello plástico del marco, que les permitía salir en búsqueda de sustento.
En el pasillo millones formaban una alfombra, un tapiz viscoso, móvil. Entraban y salían de cada uno de los departamentos, los gusanos invadieron los conductos de los ascensores, las escaleras de emergencia, se movían frenéticos ante la falta de carne con la que alimentarse.
En todos los departamentos una pantalla iluminada evidenciaba que la vida como la conocemos seguía imperturbable.
¿El universo hasta dónde llega? (Fragmento) – Lázaro Izael
La tierra se va a acabar
dicen todos, Gallo,
que la Tierra se va a acabar
y yo
no quiero que termine, Gallito.
La capa de ozono es un manto invisible
como el agua
en un vaso oscuro.
Hay que aprender a bordar
una bolsa de red que sostenga
todo lo que el planeta tiene dentro:
los girasoles
y nardos,
los taxis dorados,
las carreteras enormes,
las camionetas colorinas,
el viento
y el tren surcando
con su sonido de motor
y llanto
buuuuuuu buuuuuuu buuuuuuu
debemos guardarlo todo
como en una bolsa llena de canicas
o la de mi pantalón llena de piedras.
Bordo como lo hacen las abuelas,
gallito,
para unir un extremo con otro.
Todo quedará reparado
como un par de calcetines
al que le curaron sus hoyitos.
La Tregua – Mario Benedetti
No hay cosa más anacrónica en mi vida que Mario Benedetti, cuando lo leí por primera vez, hace más de treinta años, me sorprendió su ligereza pero a su vez el acercamiento a algo por debajo de la superficie. Lo que bien podía ser una novelita rosa, discurre sobre una serie de emociones diversas, tratando de explorar algunos dilemas clásicos.
Esa primigenia lectura de un mundo de mediados del siglo pasado no evidenciaba de manera contundente su edad, pero ahora sesenta años después de su publicación, se perciben notas que certifican su envejecimiento, por lo que habrá que ser paciente con muchos prejuicios propios de la década de los sesentas.
Siendo una de las obras más populares de uno de los escritores más leídos de Latinoamérica, se antoja difícil decir algo sobre lo ya escrito. Sin embargo, estoy seguro que mucha gente que nació en este siglo ni siquiera lo tiene en su radar. La obra narra la vida de Martín Santomé que, viudo a sus cincuenta años esta a punto de retirarse, tiene tres hijos adultos que le dan problemas de todo tipo y enfrenta una crisis cuando, el así lo percibe, se acerca el final de su vida. Leído en este tiempo, mas que una novela romántica, que sí lo es sólo que no lo he descrito, parece una obra de ciencia ficción, ya que yo a mis cuarenta y ocho años, sin hijos y ni de milagro cerca del retiro, me encuentro igual de inmaduro y con los mismos problemas de mi adolescencia. Todo esto evidencia la edad del libro, y la mía.
Lo que si parece trascender lustros y lustros, es la historia de amor con una chica decenas de años más joven, que es su subordinada en la oficina, enmarcado en un entorno patriarcal. Por supuesto el estilo de Mario Benedetti tampoco envejeció, es prístino y evocador, así como queriendo dejarse entender.
Si tienen ganas de voltear a ver un pasado que jamás resucitará y de paso embeberse en una historia romántica clásica pero con final amargo, este es el libro.
Frase No Robada
!Que lastima que tu amor sea del que no pica!
Bonus track


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