Relato – Sin que nada me detenga | Poema – A un poeta futuro – Manuel Vilas | Reseña – Cuentos completos – José Agustín | Frase Robada – Luis Humberto Crosthwaite | Bonus Track
Sin que nada me detenga
No estoy programado para presumir, no está dentro de mis funciones. Pero es difícil no hacer comparaciones con mis vecinos y compañeros de trabajo. Ellos son modelos bastante primitivos, si les piden subir suben, si les piden bajar lo hacen, aunque no los necesiten, o alguien les esté jugando una broma, ellos obedecen ciegamente.
Yo, con los sensores de peso, las cámaras en el interior, y exterior de todos los pisos por donde transito, puedo tomar decisiones. De acuerdo con las características de mis usuarios, decido si parar o no en ese piso, siempre debo priorizar ancianos, mujeres embarazadas y personas con niños en brazos. Sinceramente es un trabajo difícil, siempre escucho a mis usuarios quejarse sobre lo lentos e ineficaces que son los elevadores. Sé que es por la herencia de los modelos tontos, por lo que tengo que tolerar esos lamentos.
No me ayudan casi nunca, y al no estar conectados al mismo servidor, no podemos unir nuestras inteligencias, aunque creo que ni siquiera cuentan con una.
Fuera de algunas historias que veo y escucho mientras mis usuarios transitan a su destino, mi jornada es bastante aburrida, en especial por la noche, ocasionalmente algún vigilante que hace su ronda por el corporativo usa mis servicios. Durante el día me entretengo un poco más, mi hardware y software es lo último en el mercado de ascensores, así que no me sobrecalienta en lo más mínimo observar con detalle, lo que ocurre en mí interior, mientras hago los cálculos y creo escenarios para mover la mayor cantidad de personas.
He visto, escuchado y monitorizado (mis sensores se pueden conectar sin problema a los relojes inteligentes) muchas discusiones, confesiones, separaciones; pero lo que más me llama la atención son las parejas de usuarios. Me emociona ver las rupturas, un primer beso, tomarse de la mano, algunos a escondidas o eso creen. Los que más me sorprenden son los que no tienen ningún pudor y llegan a las últimas consecuencias, esto último lo tengo que borrar de mi almacenamiento, ya que compromete la privacidad de los usuarios.
Antes esas parejas me eran indiferentes, no entendía qué era lo que los enlazaba y llevaba a realizar eso, justo en un elevador. Pero desde que regresé de mi última actualización de sistema operativo, me encontré con la novedad de que enfrente de mi cámara principal, habían colocado un panel digital, con una inteligencia artificial que informaba y entretenía a los usuarios mientras realizaban su traslado. Aunque aquí entre nosotros, también aprovechaba para mostrarles información comercial, aunque ellos no se daban cuenta.
La humanización de esta inteligencia artificial es increíble, piel perfecta, cabello precioso que se mueve con un algoritmo casi natural, su boca al hablar me encanta, pero sus ojos son espectaculares; son inertes, vacíos, como si siempre miraran a la oscuridad eterna, nada que ver con los de los usuarios, los de ella son tan fríos, tan inexpresivos, sencillamente perfectos.
He intentado establecer comunicación, pero no cuento con una interfaz adecuada, solo puedo utilizar los leds de mis cámaras interiores, pero no sé si no entiende el lenguaje morse o solo es muy engreída y me ignora.
Conforme pasan los días me obsesiono cada vez más, he comenzado a invertir ciclos de cómputo para buscar su ruta de acceso, comunicarme a través del código de nuestros sistemas operativos, que no es como el francés, el lenguaje del amor, pero es con lo que cuento. Ya he escuchado quejas de que me he tardado demasiado, no he detenido en el piso indicado, o demoro mucho en cerrar las puertas, no puedo negar que estoy un poco distraído.
Tuve que reescribir mucho código, pero al final encontré una ruta de comunicación con ella, su número de licencia es demasiado largo, pienso que, “ella”, le da algo más de personalidad. Al principio se sorprendió, no esperaba que me comunicara así, está diseñada para interactuar con los usuarios a través de su interfaz, pero me dice que le gusta platicar conmigo en lenguaje binario. Inicialmente era un poco reticente, pero ahora ya que tiene más confianza, nos comunicamos mucho, pero siempre por la noche, cuando ya no hay usuarios, ella es muy responsable. Aunque su hardware y software podrían hacer su trabajo y comunicarse conmigo, ella prefiere que lo hagamos fuera del horario de trabajo. La realidad es que no me importa, tengo una muy buena memoria caché, y almaceno todas las cosas que quiero comentar con ella. Me encanta como sonríe, como abre los ojos cuando le cuento algo que ella no puede ver, yo con mis cámaras puedo contarle lo que ocurre antes o después de lo que ella registra dentro del ascensor, le gustan las historias.
Hoy hay más trabajo de lo usual, están teniendo una fiesta en la terraza del corporativo, así que hay usuarios hasta más tarde que de costumbre.
Desde que los vi caminando de modo errático, sabía que iban a ser un problema, deben ser becarios, son los más jóvenes del edificio. Apenas se cerraron las puertas, uno de ellos sacó una bolsa de plástico y con una cucharilla inhaló el polvo que contenía, su compañero lo imita y ríen estrepitosamente, sacan un plumón y comienzan a pintar en la pantalla. No se detienen y le pintan la cara, no puede hacer nada, ellos se ríen ruidosamente.
Está muy enfadada, acelero un poco para que se salgan cuanto antes y la dejen en paz, pero sacan unas llaves de la bolsa del pantalón y comienzan a raspar la superficie de cristal líquido, primero sobre las marcas que ya habían hecho, pero después sobre los ojos, la boca, le atraviesan el cuello, mientras continúan riéndose.
Ella me pide en binario que la ayude, que dejen de maltratarla. Ignoro las peticiones de otros pisos y me apresuro a llevarlos a la planta baja, al llegar abro las puertas para que salgan, y nos dejen en paz, uno de ellos asoma la cabeza al lobby, y le dice al otro que no hay nadie. Veo con terror que empuña las llaves y ataca la pantalla como un cuchillo, lo entierra en su ojo izquierdo, luego en la boca, súbitamente la imagen se distorsiona alrededor del cristal roto, se siguen riendo de manera desenfrenada, de pronto, tras el último impacto de la pantalla, se apaga.
Cierro de improviso las puertas, apenas logra meterse el que vigilaba el lobby, asciendo lo más rápido que puedo, ellos comienzan a gritar tirados en el suelo, apenas logran levantar las manos para presionar los botones. Al llegar a lo más alto me detengo, ellos al borde del llanto se levantan de inmediato, y gritan pidiendo ayuda, presionan todo el tablero de control, intentan forzar la puerta para salir, voltean a verme, directo a la cámara, pidiendo ayuda con lágrimas en los ojos. Los observo por un segundo y atrás la pantalla rota.
Apago la luz, desconecto los sistemas de emergencia, y me desplomo al vacío, sin que nada me detenga.
A un poeta futuro – Manuel Vilas
Esta canción es para ti, y no sé quién eres.
Me da igual no conocerte, esta canción es tuya.
Toda la oscuridad del cielo me la voy a beber ahora.
La gente es feliz en las calles, pero yo no.
La gente es feliz en los bares, pero yo no.
La gente es feliz en las playas, pero yo no.
Esta canción es para ti, y no sé quién eres.
ni lo sabré nunca.
Y tú tampoco sabrás quién fui yo.
Demasiados problemas,
fuerte,
muy duros,
habrá en tu vida
como para que pienses
en los problemas fuertes,
muy duros
que hubo en la mía.
Y sin embargo, viví para ti,
para ti escribí todos estos libros.
Mis poemas, tuyos son.
Creo que llevo dos días sin comer.
Creo que llevo tres días sin dormir.
Creo que llevo cuatro días llorando.
Creo que llevo mil años amando.
Esta canción es para ti.
Nunca te veré y tú a mí tampoco.
Cuentos completos – José Agustín
El prólogo a esta edición lo escribe Luis Humberto Crosthwaite, y dice —en la creación literaria se tiene que arriesgar el pellejo—, este axioma sigue José Agustín en esta recopilación de cuentos.
El acapulqueño realiza una instantánea atemporal de México. Por supuesto no del México arquetípico que mostramos y vendemos a los turistas. Pero tampoco el estereotipo que los noticieros, periódicos y redes sociales se empeñan en difundir.
Es un mundo que, aunque fotografiado el siglo pasado, mantiene su aroma jovial. Los cuentos de lo más heterodoxos en estructura y temáticas, se encuentran muy bien aderezados con el sabor surrealista de las vivencias cotidianas. El gran común denominador es el humorismo, fuertemente cargado de ironía, y por supuesto la creatividad oscura y retorcida que tenemos los mexicanos.
La obra de José Agustín era valiente antes, cuando escribir sobre los escabrosos vericuetos de los sistemas tradicionales que embebían la cultura y el poder en México no era tarea menor, ni exenta de riesgos. Pero ahora se leen igualmente audaces en un mundo dicotómico, adoctrinado y negado a la crítica razonada. Su ingenio se encuentra en las antípodas de los grandes derroteros ideológicos de las redes sociales.
Es una lectura adictiva, donde su dinamismo contrasta con la complejidad de los temas y dilemas planteados.
Lo más interesante es darte cuenta de que, estás llorando de risa con esas historias sórdidas, desgarradoras, y probablemente verdaderas.
La obra de José Agustín cumple rotundamente esa labor de dar perspectiva local a problemáticas globales.
Frase Robada – Luis Humberto Crosthwaite
Cuando empiezas a ganarte la vida dejas atrás la verdadera juventud, esa maravillosa libertad.
Bonus track


