Mi perra vida, la trigésimo séptima semana del año 2024.

Relato – Época de lluvias | Poema – La palabra- Ida Vitale | Reseña – Un detalle menor – Adania Shibli | Frase robada | Bonus track

Relato – Época de lluvias

Ya estaba muy avanzado su embarazo, todavía podía salir a buscar comida y cosas elementales para subsistir, pero su abultado y amorfo abdomen le pesaba, le dolía.

Desde un principio sabía que esto lo iba a pasar sola, se había ido lejos de casa de sus padres, eso era lo normal, ya desde hacía mucho nadie se quedaba, la suerte estaba siempre en otro lado. A pesar de que otras de sus hermanas, unas mayores otras menores, habían vuelto con la cola entre las patas, ella confiaba que no seguiría ese camino.

Pero tras un par de meses de conocerlo, su destino estaba trazado, una guerra entre lo racional y lo irracional; la pasión la desbordó, y cuando su cuerpo se anegaba con una nueva vida, volvió la soledad.

Ahora entendía por qué sus hermanas habían regresado con sus padres, preferían la vergüenza y reproches de los suyos, que el abandono y la indiferencia de los ajenos.

Las cosas habían empeorado en las últimas semanas, tras un par de años de sequía a la cual habían logrado adaptarse, llevaban veinte días de lluvias inclementes, dando felicidad y esperanza al principio, hasta que el maná del cielo se volvió infernal, y el ruido de las gruesas gotas los torturaba. El cuchitril donde habitaban en breve se inundaría, días antes veían como sus vecinos más abajo comenzaban a desplazarse a zonas más altas, pero cuando el agua los amenazaba de nuevo, paulatinamente decidían la marcha definitiva.

El destino siempre los tenía en el fracaso, aunque de un modo u otro siempre salían adelante, así era su raza, resistente.

En familia, intuitivamente se vieron a los ojos negros, como el porvenir, y sin mediar nada, cada uno tomó un camino diferente, la historia les enseñó que solo así alguno sobreviviría, perpetuando su legado, su linaje.

Ella con su vientre indurado, estorboso, fue la última en irse, sus pasos lentos, inflamados, le tropezaban el camino hacia un mejor clima, para ella y lo que venía.

Intentaba arroparse en la oscuridad, aunque embarazada no impedía que alguien ignorara su estado y buscara saciarse en ella. Hurgaba por algo qué comer en los botes, en las esquinas se cubría con algunos cartones, al principio del frío y la lluvia, pero tras andar algunos días las cosas, al menos con el clima mejoraban. Pero su aspecto de animal deforme y sucio causaba la esperada repulsión de todos. En ocasiones con miradas amenazantes, con gritos o incluso con amenazas físicas, siempre era expulsada de donde parecía que podría guarecerse.

Desesperada y adolorida vio a lo lejos una casa, donde otras casas amplias la rodeaban, pero solo esa tenía una pequeña rendija que le permitiría filtrarse, eso sí, apretando intensamente la vida que albergaba, acalló el grito definitivo para impulsarse comprimiendo su abdomen.

Logró entrar, había una bodega con botellas, frascos, ropas, herramientas. Mientras se recostaba de lado para calmar el dolor del abdomen, pensaba que tal vez ahí lo podría lograr.

Siempre intentando ser sigilosa, acomodó ropa sucia, los desechos, los muebles abandonados, para hacerse de un lugar. También amplío el orificio que le permitía entrar y salir, tenía que hacerse de provisiones, la naturaleza le decía que quedaba poco tiempo.

Se aterraba de salir tantas veces a buscar alimento, sabía que cada exploración era riesgosa, la podían observar invadiendo la propiedad, y capturarla, al menos.

Tras unos días después del parto, y cuando el hambre fue más fuerte que el sufrimiento corpóreo, tenía que salir a buscarle alimento que le diera leche a su descendencia. Se arriesgaba de día y de noche, buscaba ser prudente.

Una mañana cuando regresaba, se rasgó la pierna con un alambre al entrar, el dolor profundo la hizo gritar, tan fuerte que sabía que había cometido un error. A lo lejos escuchó los ladridos de dos perros furiosos, se apresuró a llegar antes que ellos a la bodega, su condición adolorida no le ayudaba, los perros se oían cada vez más cerca, sólo pensaba en llegar a su escondite, apenas entró agitada y sudorosa, se acercó a ver a sus crías, sus ratones estaban bien, por el momento dormían sin saber lo que se avecinaba. Los ladridos estaban demasiado cerca, si no hacía algo todos iban a morir.

Abrieron la puerta y los perros dirigidos por su olfato comenzaron a rascar la ropa, a empujar botellas, iban por ellos, entre olfateos obsesivos y pupilas dilatadas no había otro remedio, tenía que salir a enfrentarlos.

Les chillaba para alejarlos, pero los ladridos la ensordecían, uno de los perros aventuró la primera mordida, logró esquivarla y apenas pudo encajarle sus incisivos en la nariz, desistiendo del ataque echándose para atrás, pero como asesinos sincronizados su colega atacó por el otro lado, pero alcanzó a rasguñarlo con una de sus garras. Mientras volteaba para escapar, las fauces de su enemigo se le enterraron en las entrañas, un grito doloroso precedió a la sangre tibia que le escurría, mientras la bestia la agitaba en el aire, solo oía o imaginaba a sus ratones llorando, buscándola entre el bullicio.

El perro escuchó la orden repetida de soltarla, una mujer con un palo acabó con su destino históricamente determinado, sobrevivir a pesar de todo.

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Poema – La palabra- Ida Vitale


Reseña – Un detalle menor – Adania Shibli

Adania Shibli tiene veinticinco años como escritora, pero solo tres novelas cortas traducidas al inglés, manifestando así su interés por mantenerse unida a su raíz palestina.  Y su mas reciente novela le había valido un premio en la feria de Frankfurt. Pero la situación entre Israel y Palestina, y la crítica de Carsten Otte fueron elementos para que los organizadores se retractaran de tal mención, desatando así una escalada de apoyo a favor de la autora, escalada tanto popular como por la realeza de la literatura. Y de este modo se logró el efecto indeseado, darle gran publicidad a la novela.

Un detalle menor es una novela que se engloba en dos tiempos distintos, pero que comparten el mismo hilo conductor, hilo que no se resuelve y parece que no se resolverá, el conflicto entre Israel y Palestina. En la novela corta se cuenta la vejación de la comunidad palestina por el ejército israelí, siendo un primer suceso el detonante para una segunda historia que ancla la respuesta a ese conflicto, es decir la afectación de la comunidad civil.

Es una obra sin recovecos, pero que representa el crisol que implica la problemática, y que si bien es cierto representa solo una postura del problema, también es cierto que representa la visión de los más afectados. No creo que esto empuje a tomar partidos y posiciones radicales, pero si lleva a la reflexión.

Y tras largo silencio después de su cancelación, la autora dice “Alemania está actuando con arrogancia, sin compasión. Para ellos no hay compasión, hay narcicismo. La historia va de ellos mismos. Y niegan que tu dolor exista. Pero yo sé que mi dolor existe”.

Recomiendo este libro a todos.


Frase robada


Bonus track

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