Relato – ¿Quién controla a quién? | Poema – Mientras tanto – Anónimo | Reseña – Amado Nervo – Compilación | Frase Robada | Bonus track
Relato – ¿Quién controla a quién?
Hace tiempo, no sé si fue en una conferencia o una entrevista periodística, Irene Vallejo decía que prefería leer en papel porque no deseaba que alguien más supiera, hasta los pasajes que subraya. En su momento ese fue el principal motivo para ir abandonando la lectura de libros digitales. Posteriormente he tenido varias lecturas como Minimalismo Digital de Cal Newport o Privacidad es Poder de Carissa Véliz, los que ponen en claro que cada vez que usamos el teléfono celular, hacemos alguna búsqueda en Internet, compramos algo en línea, usamos la tarjeta de crédito; con toda esa información creamos un registro detallado de toda nuestra vida, ya que si a lo anterior le sumamos los dispositivos inteligentes como: relojes, bocinas, electrodomésticos e incluso el auto. Siempre estamos informando sobre los detalles de nuestra vida.
Para este momento más de uno ya debe estar pensando – ¿de verdad crees que eres tan importante o interesante, para que alguien te vigile de ese modo?
Obviamente la respuesta es que mi perra vida no le interesa a nadie. La discusión no va en ese sentido, va en relación con los acuerdos implícitos y muchas veces intangibles que se establecen con esa vigilancia.
El primero que quiero mencionar es la propiedad y la cobertura de seguimiento de nuestros datos. Se imaginan que existiera un mecanismo simple a través del cual cada uno de nosotros pudiera explorar ese universo de información, yo creo que nos espantaría lo detallado de la misma. Esto sirve para mostrar que no tenemos conciencia clara de todo lo que es almacenado de nuestra existencia, adicionalmente no tenemos forma de decidir si queremos compartir toda esa información.
En contraparte quien recaba los datos, los conoce a detalle y puede hacer uso de ellos, al menos un uso comercial, y en modo conspiranoico tienen algunos usos que no nos gustaría conocer. Además, no sólo los usa, los vende o intercambia sin que sepamos con qué fin.
Se imaginan que alguien nos siguiera de manera encubierta y nos tomara fotos de cada uno de nuestros movimientos y después las vendiera o intercambiara sin saber su finalidad.
Toda esta diatriba me llevó a intentar reducir, ya que es imposible eliminar, la cantidad de información que inadvertidamente comparto y que ahora de manera más consciente controlo.
De mis lecturas extraje un sabio consejo que decía “no te frustres, es imposible tener privacidad total, pero todos los esfuerzos son válidos”.
No es mi intención dar un tutorial de todo lo que hice, ya que las necesidades individuales facilitan o empeoran este proceso. Lo que sí les puedo mencionar es que hay que seguir un camino muy accidentado. La desintoxicación y privacidad digital implican afrontar ansiedad, cierto grado de incomodidad por no contar con la aparente automatización, además de un mayor costo por dejar de usar las aplicaciones “gratuitas” que nos resuelven la vida. Pero recordemos que son así de accesibles porque su modelo de negocio es lucrar con nuestros datos, y en no pocas veces influenciar nuestras decisiones más absurdas y elementales.
Tras unos nueve meses que ha llevado este tortuoso proceso, poco a poco por fin yo soy quien controla a la tecnología y no viceversa. También he experimentado esa pequeña y efímera sensación de confort y satisfacción que da el saber que puedo ir al baño sin que alguien lo sepa.
Al final este cambio no es por rebeldía contra las grandes empresas tecnológicas, es más por autonomía y capacidad de autodeterminación, cualidades que hemos perdido sin querer.
Poema – Mientras tanto – Anónimo

Reseña – Amado Nervo – Compilación
El destino me fue llevando lenta y seductoramente a querer releer El Donador de Almas, la novela corta con la que retomé mi pasión por la lectura, bajo ese romántico pretexto, y al no encontrarlo como obra individual, conseguí una edición que venía acompañada de otras dos novelas cortas, El Bachiller y Mencía, además de una selección de lo que Gustavo Jiménez Aguirre denomina “sus mejores cuentos”, quien también escribe un excelente prologo, digno de su publicación como obra independiente.
Los reencuentros con viejas lecturas son como viejas amistades o amores, no sabes que sorpresas te esperan o que fibras removerán.
Dado que mi interés radicaba en El Donador de Almas, leí el libro en forma no canónica, es decir en absoluto desorden (pecado mortal). Pero entrando en materia esta pequeña novela es romántica, pero seria, inteligente e innovadora; en la que Andrés recibe un inesperado regalo, Alda, un alma, de la cual se enamora profundamente, lo que acarrea una serie de problemas y sufrimientos, tal cual como es el amor imposible. Como toda historia de amor parece un cliché y con Amado Nervo como autor casi es un pleonasmo, pero la obra es muy creativa y estilísticamente interesante.
Así que ahora más viejo, y con muchas más páginas en mi haber, sigo pensando que es una obra hermosa. La cual se hermana con otra historia de amor imposible, que igualmente se mueve entre lo plausible y lo inasible.
Un seminarista entregado profundamente a Dios que es tentado por la carne, y en consecuencia la realidad, lo tangible, el pecado; orillándolo a consecuencias bastante dramáticas.
Ambas novelas engranan perfectamente y exploran detalles increíbles de la relación entre humanos y entes etéreos.
El libro transmuta con Mencía, novela que ni siquiera la comentaré porque el intelecto no me dio para apreciarla.
Lo que sí se puede apreciar y muy gratamente, fue la selección de cuentos, los cuales son sorprendentes, no pareciese que fueron escritos hace ya cien años, por uno de los escritores más cursis. Los cuentos son oscuros, sucios, exploran de manera primigenia el feminismo, el veganismo y los derechos de los animales; un aspecto harto valiente e innovador para su época.
Este libro lo recomendaría en varios escenarios, quien desea una lectura que entretenga (salvo Mencía). También para quien disfruta de la prosa de Amado Nervo, como fue mi caso.
A quien no lo recomendaría es a quienes aman la poesía de Amado Nervo, ya que se van a encontrar con un desconocido que tal vez les rompa el paradigma, y su cursi corazón.
Frase Robada

Bonus track



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