Mi perra vida, la octava semana del año 2024.

En esta octava semana de mi perra vida estuve de guardia en el hospital, por lo que algo tenía que decir al respecto. Les comparto un microrrelato sobre un vagabundo, de mi autoría y un poema robado de Estrella del Valle. Escuché afanosamente El último lector de David Toscana, ojalá se animen a leer la reseña y escuchar el audiolibro. Finalmente una frase robada y algunas fotos de bonus track.

Las famosas guardias médicas

Existen diversos arquetipos relacionados con los médicos y su actividad. Acerca de la inteligencia, del desgaste físico e intelectual, del mar dormir y el peor comer, entre otros más estrafalarios, menos saludables y más oscuros.

Pero con relación a los que nos inmolan, se pueden englobar en una actividad conocida como guardias. Las cuales implican, al menos en México, jornadas mayores a veinticuatro horas dentro del hospital atendiendo pacientes, en cualquiera de sus áreas.

Tales jornadas son horrendas, y probablemente inútiles desde el punto de vista terapéutico y pedagógico. Ya que, se sabe que una persona desvelada comete errores similares a los de una persona alcoholizada, y no creo que nuestro cerebro esté muy receptivo al frescor de las cuatro de la mañana. Es cierto que observar la continuidad de los pacientes es enriquecedor, pero me parece impensable que, con los avances actuales en diversos campos de la ciencia, sigamos considerando que jornadas eternas, estrés máximo, y trabajo nocturno sea el coctel adecuado para la educación y atención médica.

Esta diatriba digna de un milenial viene a colación porque esta semana estuve de “guardia” en el hospital. Las comillas se deben a que tengo la fortuna de contar con un gran equipo de residentes que sí están de guardia y resuelven la mayoría de los problemas que se presentan durante la noche y madrugada, y salvo que el paciente este muy grave o la imbecilidad me obliguen a acudir al hospital, la semana va de pesada a insufrible, porque los despertares nocturnos me tienen más atarantado que de costumbre, el ejercicio es mucho más pesado, la lectura compleja, y mi carácter aún más irascible.

No pretendo convocar al 3.5% de la población que se requiere para gestar un cambio social, solo relatarles que esta octava semana del año es algo más laboriosa y por tanto me tiene más ocupado que de costumbre, además que me recuerda porque jamás desearía volver a ser residente.


Microrrelato

Vagabundo

Veían a ese loco por la ventana, sucio y desgarbado, mojándose en la lluvia que le enjugaba la mugre.

El veía sus corazones apelmazados, en una casa tibia, que no calentaba su alma.

Mientras la lluvia diluía las lágrimas de su alma.


Poema robado


El ultimo lector de David Toscana

Bastante ecléctica la idea de mezclar personajes y escenarios de El llano en llamas, un tenue y distante bosquejo del patológico amor de Lolita, y algo de desamor de El amor en los tiempos del cólera, toda esa mezcla el regiomontano la emplata en la literatura como eje central de una meta novela que se pasea por la fantasía y retorna a la sórdida realidad de un pueblo en ecodecadencia llamado Icamole, lugar histórico donde el ejército de Porfirio Díaz experimentó una monumental pérdida, por la que se le dio el mote de El llorón de Icamole.

Para los lectores conservadores tal combinación puede ser aventurada in extremis, pero relatar la desaparición y posterior aparición de una niña muerta-antes-viva en un pueblo agonizante, pretexta a David Toscana la narración cotidiana de los pobladores, pero desde la crítica y casi mesiánica mirada del bibliotecario de tan analfabeta localidad. Lucio evoca a través de las anécdotas que sus eternas lecturas le han otorgado, la realidad paralela de los sucesos en Icamole, con fragmentos de novelas, cuentos y poemas refinadamente seleccionados que le dotan al pueblo bárbaro, su gente, y el asesinato inexplicable de una niña, de tintes grandilocuentes cargados de significado.

Esta novela es una alegoría al dialogo que existe entre la realidad y la ficción.

Finalmente es menester decir que la escuche en audiolibro y la narración de Javier Poza ensalza la obra.


Frase robada

Me avergüenzo de esta raza limosnera.

Fernando Vallejo – La Virgen de los Sicarios


Bonus track

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