Damas-dames, caballeros-caballeres, es un gusto acercarme a ustedes, si, a ustedes que por voluntad propia han decidido acompañarme en una más de mis inertes e insulsas batallas contra el sistema. Sistema que me llevaba a subir, postear, y esperar, siempre esperar que les gustara lo que llenaba los servidores de los servicios monopólicos de las redes sociales, pero aún más grave me arrastraba como un tsunami a seguir consumiendo más y más imágenes, más y más “contenido”, hasta el momento de haber perdido decenas de horas, en las que tarde o temprano siempre aparecía algo que comprar, o promoviendo un estilo de vida absurdo que sabiendo que no lo podría lograr, solo me generaría un incremento importante de la ansiedad, que la maldita pandemia desató.
No intento evangelizar a nadie, ni alejarlos de sus redes sociales, solo deseo manifestar que me encuentro fastidiado de esa circunstancia, de ver memes ad nauseam, contenido mediocre por todos lados, y particularmente me harte de que alguna corporación genere ingresos a través de mi tiempo libre, que espíe todo lo que hago, y que mi trabajo creativo sirva para incrementar sus ingresos. Es por ello por lo que prácticamente abandone las redes sociales, e intento limitar aquellos servicios que utilizan mis datos y metadatos para genera ingresos por uso a través de terceros. Ya no quiero encontrarme con la sorpresa de recibir información de algo que apenas menciones o que apenas pensé, quiero que se esfuercen en adivinar lo que pienso y lo que creo.
Tras cuarenta y cinco días de separación, no más de diez personas me han preguntado si me encuentro bien, y que extrañan mi contenido, personas que ubico y que, aunque no siempre estén físicamente, existe una interacción que no se da en los varios cientos de seguidores de las cuentas de mis redes sociales. A través de los años, esas personas y yo hemos interactuado y nos merecemos seguir dialogando, o monologando si es que así lo desean, y la voracidad capitalista de las redes sociales no deberían mermar esa interacción.
Al suscribirse a mi subslack no existe un fin perverso detrás de la interacción, sencillamente si les interesa mi perra vida, ahí la encontraran, pero depurada, decantada, sin presiones de me gusta o cualquier otra métrica, sencillamente está ahí para compartir sin pretensiones, porque a los seres humanos nos gusta compartir, cosas que pueden agregar valor, interés o diversión a otras personas, no cuentas, que valoren lo que me ocurre.
No esperen que este contenido siga las reglas impuestas por los algoritmos para lograr el deseado éxito en redes y medios digitales, habrá lo que tengan haber, tal vez no lo que quieran ver, pero así somos con claroscuros, así que dejen el odio y prejuicios en otro lado, sencillamente soy un ser humano que buscar seguir evolucionando mientras envejece.