Mi perra vida, la trigésimo tercera semana del año 2024.

Relato – Reflexiones de Medianoche: Entre Nervo y un Mosquito | Poema – Escena de una noche de verano – Jenaro Talens | Reseña – Limón Blues – Anacristina Rossi | Frase robada | Bonus track

Reflexiones de Medianoche: Entre Nervo y un Mosquito

¿Cuántas cosas deben rondarte la cabeza para que el sueño decida ausentarse a la mitad de la madrugada? Yo tengo varias, pero una suele bastar, una idea persistente que me rebota en el cráneo, primero levantándome de la cama para culpar a la vejiga, pero ya de regreso, comienza a oscilar, hasta que no puedo mantener los ojos cerrados, mirando hacia la ventana apenas alumbrada, escucho que algún pájaro trasnochado llegando al nido trina, y creo que ya casi amanecerá.

Confiando en mi falible conocimiento de las señales de la naturaleza, cometo el sacrilegio de ver la hora en el teléfono, son las dos y media, llevo treinta minutos rumiando el mismo pensamiento, una tontería indisoluble. Prosigo inmóvil en la cama y los ojos no ceden, me fastidio, vuelvo a tomar el teléfono con la intención de no soltarlo, y confirmo, cuarenta minutos rogándole a mi cuerpo que cumpla la promesa que hizo hace cuatro horas.

No sé a quién culpar, mi falta de entrenamiento, el exceso de obsesiones, o a mi estúpido entusiasmo para crearme problemas, al final decido buscar un chivo expiatorio.

Mi idea de rencontrarme con Amado Nervo, culpo a El Bachiller, y con sigilo para no agitar el avispero perruno, que está esperando cualquier señal para ladrarle al demonio que me impide dormir.

Hago gala de una ligereza fantasmal salgo de la recámara, y me instalo en el estudio. Ni siquiera me enojo o cuestiono, sencillamente abro el libro y comienzo a leer, pero con culpa, y a modo de castigo, ni agua ni música, solo palabras. Iluso creo que así el cansancio me vencerá, pero esa maldita novela corta se torna interesante.

A pesar de mi forzado silencio, fallo estrepitosamente, desperté a quien no se debe, un mosco comenzó a zumbar, mi primer pensamiento es de odio hacia el insecto que, en otras ocasiones ha interrumpido mi viejo y frágil sueño, pero analizando la situación actual esta es mi venganza. Hoy ese díptero reposaba plácidamente sobre un libro de poemas de Amalia Bautista, enamorado soñaba con alguna mosquita que lo trae de un ala. En esta ocasión mi insomnio y no el suyo hacen estragos.

No quiero bajar a buscar insecticida para matarlo cobardemente, tengo evidencia comprobada de innata incapacidad para encontrar lo que sea (excepto información científica y buenos restaurantes), así que, auspiciado por la aurora se vaticina un rotundo fracaso. Decido esperar a que se le pegue la gana posarse en mí para saciar su ansiedad volátil, y con glóbulos rojos y un beso inflamado sobre mi piel se cobre la afrenta de haberle interrumpido el sueño.

Me perturba alternar la atención entre Felipe que desea emascularse por un dios asesino, y mis ansias de hacer lo mismo con el zumbante compañero de desvelo.

Sospecho que debió haber cenado bastamente, ya que, solo me ronda, ni siquiera intenta aterrizar en mis brazos, la nuca o las piernas. El zumbido se aleja y por unos minutos decide buscar otro lugar para dormir, bendito el que tiene la conciencia tranquila.

Ya por fin con el silencio absoluto, mi aguzado oído y la oscura soledad que me rodea, me permiten escuchar a Pecora, que seguramente tiene el hocico pegado en la puerta, esperando pacientemente que le abra o regrese a mi aposento, mientras tanto ronca melodiosamente, el río de su respiración inunda mi oído izquierdo, afortunadamente Nervo a más de un siglo me tiene intrigado.

Pasa el tiempo y pierdo su noción, dejé el teléfono en el buró y volteo a la ventana para ver si el alba se asoma, pero nada, solo la oscuridad me acompaña. Reviso las páginas restantes y preveo que la lectura pronto llegará a su fin.

Mi espíritu está más tranquilo, ese palpitar literario con esa galopante ansiedad de viejo valieron la pena, ya cuando la entramada historia del prohibido amor se devela, escucho una regadera, la intriga germinada por la lectura me lleva a buscar por la ventana quien será el alma que antes de que el sol salga ya se purifica.

Muevo un poco la persiana para espiar con comodidad, y el zumbido reinicia. Imagino su irritación, la desesperación de no tener cerca un insecticida para humanos, esta ocasión se oye iracundo, cercano, desea venganza. Dejo de chismear por la ventana, espero que este maldito hematófago cumpla su destino, se detiene en mi antebrazo inmóvil, planea a través del aire, creyendo que me engaña, se está saboreando un platillo de madrugada, pero esa distracción le va a costar caro, mi mano lo acorrala de frente y arriba, impidiéndole escapar, cierro mi puño, sé que está adentro, no lo oigo ni lo veo, pero estoy seguro de que lo atrapé. Debe estar vivo en el hueco de mi mano que no está cerrada por completo, pero poco falta, está arrepentido, peor, está frustrado de que tan insomne manera, hoy termine su existencia, seguro cree que lo hago por venganza, que en parte es cierto.

Encarcelado solo piensa en la injusticia, sus noches son peores que las mías, su ansiedad infinita y sus problemas inagotables, él no puede leer a Nervo, solo puede batir sus alas, esperando que la paz lo arrulle o tal vez mi sangre.

Abro la mano y sale impulsado por el miedo, escapa. Regreso a terminar las últimas y tristes páginas, él con un susto digno de desarrollar diabetes se esconde debajo del escritorio, y yo regreso a la cama media hora antes de que suene el despertador.

Confió que esta noche ambos podamos, por fin, dormir tranquilamente.

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Escena de una noche de verano – Jenaro Talens


Limón Blues – Anacristina Rossi

Limón desde sus orígenes ha sido una ciudad de gran actividad e importancia para Costa Rica, y por siglos ha tenido múltiples transiciones económicas, sociales y culturales. Anacristina Rossi presenta una novela histórica alrededor de Marcus Garvey, quien lideró la resistencia de la comunidad afrodescendiente, que era sometida de forma inclemente por la blancocracia local.

Esta recreación de sucesos históricos basada en evidencia documental, se ficcionaliza con la historia de Orlandus Robinson, quien se torna la mano derecha de Garvey, dotando así de frescura, intriga, romance y traición que le dan condimentos para ensalzar el devenir de la dominación de los conquistados, e incluso de la interrelación entre castas dominadas.

La forma narrativa es interesante, poco ortodoxa y bastante referencial, permitiendo a los lectores de fuera de Costa Rica, no solo embeberse en algunos momentos y personajes de la historia de ese país, sino en elementos culturales que redondean el libro.

Las capas de lectura son varias e interesantes, por lo que mientras desenredamos la compleja vida de sus personajes, nos adentramos a la aún más compleja historia de Latinoamérica, ya que del río Bravo hasta la Patagonia la historia de Limón Blues era ubicua, para así mantener la dominación de la región.


Frase robada


Bonus track

https://youtu.be/0bRneoY4sYk

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