Mi perra vida, la vigésimo primera semana del año 2024.

Relato – La descortesía morirse sin avisar | Poema – Orla de la muerte | Microrrelato – Simi Doctor | Frase Robada | Podcast: Nos vemos allá arriba y el Cuento de la criada | Bonus track (podcast)

La descortesía morirse sin avisar

Ya que me hagan una llamada telefónica sin avisar me parece una falta de respeto, o que en los pasillos del hospital me aborden para comentar cosas por las que no tengo ningún interés. Pero que la gente se muera sin avisar me parece un rotundo desacato, el responsable de tal oprobio debe ser considerado un descortés, y algún tipo de castigo social debería de recibir. Comidas, cenas, conciertos, citas románticas, compromisos legales, o el merecido derecho a no hacer nada, todo cancelado porque a alguien se le ocurre morirse, así sin avisar.

Aunque pensándolo con más calma, y alejado del enojo y la frustración. Sería una tontería pensar que no iba a pasar, es la disonancia cognitiva más grande de la humanidad. Desde que somos una bola de células buscando el orden, desde ahí comienza la cuenta regresiva. Si el destino no se ensaña con nosotros es probable que, por varios años no podamos influir en la velocidad de ese temporizador. Pero conforme somos más (in)conscientes, cruzamos los meses del año, como si ese reloj corriera eternamente hacia adelante, contrario a toda lógica. Y aún de modo mas irracional comenzamos a acelerar ese temporizador que se encoje con cada mala decisión que tomamos.

Parece tan agradable fumar ¡aceleramos el reloj!

La comida mórbida endulza la realidad ¡aceleramos el reloj!

La pantalla nos encandila nocivamente ¡aceleramos el reloj!

Esa barriga de ansiedad ¡aceleramos el reloj!  

Pareciese que nuestro afán es hacer que al temporizador le quede menos tiempo. Y por respeto al agraviado, hay que decir que, sí nos avisó, y con sobrada anticipación. Insisto en su castigo póstumo, ya que, con el mismo interés en avisarnos de su muerte, con mayor intensidad se nos metío en las entrañas, siendo inevitable desear que nunca se fuera, que una extraña mutación lo alejara de ese destino que lo abofeteaba.

Ingenuamente creímos que nunca se iría, y en tan absurda conclusión basábamos nuestro comportamiento. Habría que amarrarlos, ingresarlos a un hospital, a un reclusorio, hasta que el reloj vuelva a caminar a una velocidad normal. Habría que preparar el camino para no arrepentirnos, porque siempre nos arrepentimos.

Por si no fuera suficiente piden condiciones para cuando se rindan ante la vida, y tontamente aceptamos el absurdo armisticio, eso es injusto, inhumano.

Algo se debe hacer ante este crimen de lesa humanidad, la sociedad tiene que abrir los ojos y responder a tan flagrante descaro. Es momento de unirnos y exigirle a los muertos que no se mueran, que los queremos entre nosotros. Prometemos invitarlos a nuestras comidas, cenas, conciertos, citas románticas, compromisos legales, o al merecido derecho de no hacer nada.

¡Por favor que no se mueran!


Orla de la muerte


Simi Doctor

Intentó estudiar en la facultad de medicina, pero manejar un taxi resolvía los problemas de su agonizante adolescencia. Hasta que chocó y de chamba en chamba, la de botarga afuera de la farmacia, era una chamba genérica, pero cercana a su pasión por la medicina.


Frase Robada

No debemos vivir la vejez recordando el tiempo pasado, sino haciendo planes para el tiempo que nos queda.

Rita Levi-Montalcini – El As en la Manga


Bonus track

Este podcast arrancó de buen humor, pero termino a los golpes, y todo por una mujer Margaret Atwood

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *